Piel de Dios
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Los indios chirihuanos -guaraníes de Bolivia- no conocían el papel, por eso, no tenían una palabra para nombrarlo. Cuando lo vieron por primera vez, preguntaron qué era eso. Los curas les dijeron que el papel era una cosa que servía para mandar mensajes a los amigos que están lejos. Entonces los indios chirihuanos decidieron nombrar al papel con una palabra que en español significa “piel de Dios”.
Memoria del fuego, Eduardo Galeano
Además de lo poético que suena la expresión “piel de Dios”, hay algo aún más bello y profundo en esta visión de los chirihuanos.
Nombrar es irrumpir en la realidad, a veces para delimitarla, otras, para ensancharla, para estirarla o encogerla, para darle vueltas o para fijarla en un sitio, pero sobre todo, para comprenderla. La palabra papel remite a su origen natural: al cyperus papyrus, planta muy abundante en las riberas del río Nilo, en Egipto. Piel de Dios, en cambio, nos muestra algo que no habíamos visto, algo que no tiene que ver con la materia prima de la que nace o sólo con su utilidad práctica. Piel de Dios le atribuye al papel una misión sagrada, la de tenderse como un puente para acercarse a los amigos.
2 Comentarios
Me encantó leer sobre la forma de nombrar al papel! La idea de que el papel sirve para comunicar con otros que están lejos y que eso se parece a las características de la “piel de Dios”, me dejó con interrogantes deliciosas! significa entonces que la piel es un medio que transmite mensajes de una persona a otra? Desde un sentido biológico, humano, socioemocional, es evidente, me encanta la sutileza de la piel (de Dios) como un medio en el que se imprime un tipo de código y que Dios fundamentalmente quiere unirnos.
También me hiciste pensar en que “Nombrar es irrumpir en la realidad”, en este sentido antiguo del “verbo encarnado” o del acto del “spell” que deletrear y a la vez “encanta” con sus poderes mágicos.
Gracias por el estallido de reflexión. Lo disfruté muchísimo.
Gracias a ti, my D, por tu lectura tan sentipensante. También por detenerte a leer mis periplos. Un abrazo